Durante el mes de diciembre, la tasa de inflación de Japón se disparó hasta el 4%, el nivel más alto en más de cuarenta años. Esto supone el doble del objetivo fijado por el gobierno japonés y ha generado una gran expectativa en el mercado.
Los resultados, comunicados el viernes por el Ministerio del Interior, indican que los precios al consumo, salvo los de los alimentos frescos, subieron un 4%. Este aumento si coincidió con las estimaciones de los analistas, debido principalmente al aumento de los costes de la energía y los alimentos procesados.
Uno de los temas más debatidos es la posibilidad de que el Banco Central nipón elimine gradualmente sus tipos de interés ultra bajos. El banco central optó por mantener su política monetaria, confirmando que los salarios de los japoneses no están a la altura para combatir la inflación.
El Gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda, sigue firme en su opinión de que la inflación está en retroceso. Para el Banco Central japonés, la proyección de la inflación de Japón para los dos años siguientes se mantiene por debajo del 2%.
Sin embargo, la mayoría de los analistas destacan la necesidad de que los salarios aumenten de forma significativa para poder combatir la inflación. Estos destacan el hecho de que los precios de los servicios subieron un 0,8% interanual en diciembre, mientras que el de los bienes un 7,1%.
Hasta ahora, los planes para combatir la inflación de Japón pasan por aprobar un presupuesto récord para el año 2016. Igualmente, se espera una serie de modificaciones en la ley de 1982, con el fin de estimular el crecimiento económico.
Por parte del sector privado, algunas compañías japonesas ya han anunciado planes para revisar sus sistemas de remuneración, pero el panorama es poco alentador.
El gobierno Japonés espera que la inflación se sitúe en torno al 2% y por el momento ha descartado subir los tipos de interés. El desafío de Japón es conseguir una inflación duradera y sostenida que, según los expertos, podría impulsar el crecimiento de su economía.
Sin embargo, el aumento de los precios puede ser indicativo de un mayor impulso inflacionista, lo que podría exigir un replanteamiento de la política monetaria.
El domingo se cumple una década desde que el Banco de Japón y el Gobierno acordaron mantener la inflación de Japón en el 2%. Esto hace pensar que la medida podría modificarse en primavera, cuando se produzca un cambio de liderazgo en el banco central.