Desde que finalizó la crisis, las bolsas del continente europeo no han logrado el crecimiento esperado, quedando por detrás de otras plazas. Son pocas las alegrías que la bolsa les ha dado a los inversores que confían sus ahorros. Incluso, cuando se tiene un resultado difícil de empeorar, llega otro más desplomado.
La ansiada recuperación económica se ve opacada por los niveles de todas las bolsas del mundo que, desde luego, ningún experto predeciría hasta hace un año. Ahora bien, ¿a qué se debe la imparable decadencia europea de la última década? Aquí te contamos algunas razones. ¡Continúa leyendo para descubrirlo!
Motivos de la decadencia en las bolsas del continente europeo
Los factores causantes del desplome en las bolsas del continente europeo pueden ser varios. Por lo que es hora de que el continente reaccione para evitar una caída definitiva como le sucedió hace 7 siglos al Imperio Romano. Entre los principales motivos se ubican:
- Vejez de los habitantes de Europa.
- Falta de actualización en las tecnologías y la carencia de empresas europeas que se sumen a la revolución digital.
- Protagonismo de las empresas con ideología de “vieja economía”.
- Efecto del excesivo gasto para indemnizar el poco rendimiento productivo.
- Falta de competencia entre mercados para intentar esconder las carencias demográficas con políticas económicas.
De acuerdo con los profesionales, Europa está en la necesidad de solucionar estas situaciones y contar con un fondo de inversión favorable para las bolsas del continente.
Causas de estas debilidades
Actualmente, Internet se impone y el mundo vive la transformación digital con profundidad. Empresas estadounidenses son causantes de la debilidad de la bolsa europea. Expertos aseguran que compañías como Amazon, Apple, Facebook o Netflix son líderes en el mercado, lo cual influye en la decadencia de la bolsa.
Algunos asesores financieros recomiendan combinar el sistema automatizado con el talento humano. De este modo, se evita perder posicionamiento y con ello, el liderazgo dentro de la transformación digital.
Y es que, al analizar la situación actual, se puede apreciar que es semejante a lo que sucedió en la primera revolución industrial. Lo que nos lleva a pensar, ¿qué consecuencia económica se hubiese presentado en caso de haberla perdido?
Es evidente que el continente europeo no hubiera sido lo que actualmente es. En el sentido más positivo, Europa ahora está en una posición secundaria con respecto a Asia y sobre todo a EE.UU.
Conclusión
Aunque no se trata del mismo contexto, Europa sigue siendo un continente muy vulnerable. La diversidad de sus habitantes y la ausencia de unión política, fiscal y bancaria fomentan las divergencias no internalizadas en las grandes economías del mundo.